29 oct 2008

Banfield 0 - 1 Boca


Otro pibe salvó a Boca. Esta vez no fueron Viatri, Noir y Gaitán. El aparecido fue Pablo Mouche, que el domingo ante Central ya había mandado el centro de la victoria. A los 34 minutos del segundo tiempo, encaró por izquierda ante una defensa muy parada, se metió en el área y definió con un tiro alto y cruzado ante la salida de Bologna para el festejo del pueblo boquense. Ese que ahora sueña con un San Lorenzo que no queda tan lejos.

No se esperaba que Boca la tuviera fácil en el Sur, y el primer tiempo del partido ratificó esa presunción. Banfield presionó con inteligencia a los generadores de juego del rival y evitó sofocones en defensa, en un primer tiempo en que ninguno de los dos equipos mostró argumentos para desequilibrar.

El local llegó con mucho peligro en una de las primeras jugadas del encuentro. A los 3 minutos, volvió a quedar demostrado que, más allá de algunos buenos resultados, este Boca no termina de encontrar un funcionamiento defensivo adecuado. Dos veces se tuvo que revolcar Javier García para salvar un gol casi seguro ante la llegada de Civelli.

Con ese comienzo, pareció que podía ser un partido de ida y vuelta. Pero fue un espejismo. Sólo alguna contra esporádica de Banfield o algún centro aislado de Boca amagaron con generar algo de inquietud.

Los de Ischia quedaron enredados en el prolijo armado de Banfield en la mitad de la cancha. Sus contadas aproximaciones fueron a través de envíos aéreos en busca de la cabeza de Viatri, bien controlado por la defensa local. Riquelme siguió muy bien marcado y Datolo se perdió en el barullo.

Así llegó el final del primer tiempo, con un trámite más propicio para Banfield que para un Boca necesitado de ganar para sumarle presión a San Lorenzo.

En el complemento, los de Ischia modificaron la actitud y se mostraron como el equipo que realmente precisaba la victoria. Enseguida, a los 4 minutos, estuvo cerca Riquelme con un tiro que Bologna le sacó del ángulo. Y a los 8, en la mejor jugada colectiva del equipo, Viatri estuvo cerca pero no pudo empalmar bien la pelota dentro del área.

Banfield se había quedado y prácticamente no inquietaba a un Javier García mucho más inseguro que en los partidos anteriores. El arquero sin embargo fue clave a los 29 minutos, cuando un pésimo rechazo de Battaglia cayó en el pecho de Bustamante en el borde del área. Le dio de volea y la pelota, tras manotazo de García, dio en el travesaño y se fue al corner.

Y entonces llegó la jugada del partido. La recibió Mouche por izquierda y, como había hecho contra Central, encaró sin miedos. Se sacó de encima la marcha y, cuando quedó mano a mano con el arquero Bologna, sacó un tiro alto y cruzado que se clavó adentro para el 1 a 0. Golazo.

Entonces apareció el oficio de Boca para mantener el resultado. Ese equipo que sigue mostrando falencias, sobre todo en la última línea, pero que confiado siempre será un adversario de temer para cualquiera. Quedó así, con su tercera victoria consecutiva, muy bien parado para el decisivo partido del domingo ante San Lorenzo. Esa prueba de fuego que puede determinar buena parte del destino del Apertura.

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